BICHO
Un día cuando volvía del trabajo en una curva de la carretera allí estaba él, solito ¿quizá perdido? ¿quizá abandonado?.
Al día siguiente, en la misma curva, allí estaba él, triste, como buscando o esperando a alguien.
Al tercer día allí seguía y ya no puede más. Le dije a mi marido:
-cariño, para el coche.
Abrí la puerta y de un salto se subió sobre mis piernas, cerré la puerta y
-cariño, vayámonos a casa.
Desde ese día Bicho es MI PERRO, sí con mayúscula.
- hola Bicho, le digo y enseguida me da la pata para saludarme. Es que mí Bicho es muy educado.
-túmbate Bicho, y se tumba cuan largo es para que le rasque, le encanta.
Quien lo abandono no tiene ni idea del gran compañero que se ha perdido, y del regalo tan grande que me ha dado.